viernes, 1 de abril de 2011

El cornudo pedorro.


Hoy después de mucho tiempo, quiero continuar con mis "aventuras" en la oficina.

Ya saben todos, que mi "jefe" es un cornudo, pero durante todo este tiempo, no he hablado de sus propiedades físicas, mas que físicas, químico-orgánicas.

El cornudo se tira pedos a discreción, eso si, prefiere tirarselos donde estoy yo, que en la zona donde esta el y la secretaria, supongo, que me dedica sus pedos.

También puede ser que se crea que nos los huelo, son pedos de estos silenciosos, pero a la vez asesinos.
El muy hijo puta me cuenta una batalla, mientras se raja vivo, y da vueltas, para intentar disimular y esparcir su peste.

No es la primera vez que ocurre, y siempre me pilla desprevenido, nunca se si la parida que me esta contando, es su ocurrencia estúpida del día, o es una escusa para salir de su zona de trabajo y pasar a la mía para gasearme.

Yo me quedo mirando la pantalla  a lo mio, mientras me cuenta su charla sin sentido, y de repente percibo un cierto tufillo, a pedo requemao, y se me cambia el gesto, y claro pierdo el hilo de lo que dice, porque realmente no dice nada, y solo pienso en su puto pedo apestoso.

Y yo digo, el cornudo este, come mierda, ¿no le dará igual, salir a la calle a contarle la misma parida, o mejor, callarse un poquito, soltar sus pedos en la puta calle, y dejar la atmósfera de la oficina menos contaminada de lo que ya, esta?

Por las tardes cuando regreso de comer, y entro en la oficina, siempre tengo que dejar la puerta abierta, noto una peste a tabaco que no lo puedo soportar, y yo creo que usa el tabaco para enmascarar sus pedos, incluso en pleno invierno, prefiero helarme a comerme los gases que desparrama.

Esto fue todo por hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario